Introducción.
Podemos definir un relleno sanitario como un lugar destinado a la disposición final de desechos sólidos urbanos, este lugar tiene como característica que se toman medidas para asegurar su buen funcionamiento tales como el estudio meticuloso de impacto ambiental, económico y social desde la planeación y elección del lugar hasta la vigilancia y estudio del lugar en toda su vida útil.
En términos generales, en un relleno sanitario, a medida que se van colocando los desechos sólidos, éstos son compactados con maquinaria y cubiertos con una capa de tierra que ronda los 40 cm de grosor y sobre ésta se deposita otra capa de basura, y así sucesivamente hasta que el relleno sanitario se da por saturado. De esta forma, se protege al medio ambiente compactando los residuos a un menor volumen y obteniendo al final un sistema que produce composta, lo cual regenera los suelos dejándolos listos tanto para cultivo como para realizar posibles construcciones.
Los rellenos sanitarios son obras de ingeniería que deben seguir estrictas normas de construcción y operación, para consultarlas haz clic aquí.
Es importante hacer notar que en estos sitios sólo deben depositarse materiales que no constituyen un riesgo para la salud y que pueden descomponerse por efectos biológicos. Los rellenos sanitarios incluyen tratamiento de lixiviados, que son los líquidos producidos por la basura, quema de gases de descomposición (principalmente metano), planes de reforestación en el área del relleno sanitario y control de olores. Debido a que los residuos confinados sin tratamiento contienen un alto potencial peligro para el medio ambiente (daños en la impermeabilización en el transcurso de tiempo), en Europa ya se tienen normas que exigen un tratamiento de los residuos antes de confinar para eliminar su potencial peligro tanto para el ambiente como la salud humana.
Algunas ventajas de los rellenos sanitarios son:
Algunas desventajas son:
En las ciudades se generan residuos de materia orgánica fermentable que proceden básicamente de restos de alimentos (domiciliarios, de hostelería, mercados, industrias alimenticias, etc.), mataderos y carnicerías, barrido y poda de parques y jardines, y lodos de depuradoras de aguas residuales. Estos materiales pueden tratarse también en plantas de compostaje, éstas se hacen cargo generalmente sólo de la materia orgánica constituida por restos de alimentos, transformándola en composta que normalmente no ofrece la calidad necesaria para ser un producto apreciado y valorado monetariamente dado su nivel de impurezas e incluso de contaminantes peligrosos. Aunque actualmente los procesos mecánicos de separación de la materia orgánica y de compostaje posterior han mejorado notablemente, sólo se consiguen calidades y rentabilidades monetarias aceptables en contados casos en los que se procede a la recogida selectiva en origen de los residuos orgánicos, separados previamente por los vecinos.